Desafío que viene: El triple impacto es buen negocio
Emprendedores y pymes se preocupan por estudiar y ampliar su impacto social y ambiental, además de su objetivo de rentabilidad.
Qué son las Empresas B?
Para los que emprenden hay dos nuevas metas: además del objetivo económico, se suman el impacto social y el ambiental. El concepto se masificó con el término empresas de Triple Impacto y, detrás de la tendencia, se esconde la necesidad de ser partícipe de un desarrollo empresarial sostenible.
En primer lugar, no importa el tamaño de la empresa ni el rubro para poder perseguir el objetivo de Triple Impacto. Puede ser una metalúrgica, un taller de calzado, un estudio de diseño o una plantación de té. Triple Impacto se presenta para todos como un nuevo modelo de llevar a cabo negocios transparentes y comprometidos con la sociedad. Se trata de compartir una misma visión, más allá de las barreras geográficas e idiomáticas. El lema es que las empresas sientan que son buenas para el mundo.
¿Qué alcances tiene ser una compañía de Triple Impacto? ¿Qué cambia? ¿Qué beneficios y costos tiene?
Ser una empresa de Triple Impacto modificará de raíz la cultura de la organización. Es que ya no sólo buscará ganar dinero, sino también generar un impacto social real -y mensurable- y, además, impactar positivamente en el medio ambiente, o, al menos, no ser un agente de contaminación. Los costos y beneficios difieren, según los tres objetivos:
Impacto Social. Al generar trabajo, interactuar con los grupos de interés, invertir en determinadas zonas y pagar en tiempo y forma los impuestos, una empresa se manifiesta socialmente. Cuando un negocio decide ser de Triple Impacto, comienza a seguir objetivos para incrementar su valor social. Por ejemplo, se autoimpone un régimen de ética y transparencia, y, en otro orden, se definen políticas de salarios y beneficios para los empleados, beneficios familiares y un clima de trabajo armonioso.
Impacto Ambiental. Todas las compañías producen en su operatoria una deuda ambiental, ya sea por la generación de residuos o el uso de recursos naturales, entre otras cuestiones. Trabajar en este aspecto supone estudiar el impacto ambiental del negocio y encarar políticas para reducirlo. Esto pueden realizarlo incluso pequeñas empresas, reciclando e introduciendo tecnologías para disminuir el consumo energético, entre otros aspectos.
Impacto Económico. Ganar dinero sigue siendo un objetivo primordial para las empresas de Triple Impacto, incluso para garantizar a futuro su valor en el Medio Ambiente y la sociedad. Sin embargo, se trata de lograr un cambio de mentalidad, en la que no se persiga el objetivo económico a cualquier costo. Si bien la generación de ingresos pueda verse impactada por la decisión de transformarse en una firma con Triple Impacto, hay decenas de estudios que comprueban que los consumidores tienden a valorar y pagar más por productos y servicios ofrecidos por empresa con conciencia social.
Empresas B, el nuevo paradigma
Existen varios mecanismos para transformarse en una empresa de Triple Impacto. En el mundo, el más difundido es la certificación de Empresas B. No importa la cantidad de empleados o la facturación, sino el compromiso real de alcanzar un equilibrio entre el rédito financiero y los aportes sociales y ambientales.
En la Argentina, Sistema B es la organización civil que representa a B Lab en la región. Los pilares de esta filosofía o modelo de negocio están en cinco áreas de la empresa: Gobernanza, Trabajadores, Medio Ambiente, Comunidad y Clientes. La certificación B Corp se logra a través de un puntaje mínimo de 80 puntos. Este indicador estará determinado en base al cumplimiento de ciertas normas y estándares referidas en las áreas mencionadas.
La transparencia es uno de los valores clave para obtener el rótulo de Empresa B. La certificación misma es una revisión detallada de todos los procesos de una empresa, que busca identificar posibles áreas de mejora y oportunidades para ser un agente de cambio. Lo que no quiere decir que la empresa sea perfecta en cada área, pero se toma el compromiso de mejora continua.
Las empresas B no están solas, sino que forman parte de un movimiento global de líderes empresariales dispuestos a accionar con una visión comprometida no solo con el bienestar actual, sino con las futuras generaciones. Aquellas empresas certificadas gozan del valor agregado que conlleva el reconocimiento mundial. Por un lado, atrae e involucra a los empleados con causas que van más allá de las ganancias económicas de una empresa. Por otro lado, la pertenencia a este tipo de movimientos trae consigo publicidad implícita para la empresa, como también confianza por parte de los clientes.
Existe un movimiento global que crece para promover, simultáneamente, los objetivos empresariales y los de desarrollo, a través de lo que se conoce como “triple impacto”. Las inversiones en este tipo de empresas son un buen negocio para el planeta, para la sociedad y para las empresas.
A partir de la pandemia generada por el COVID-19 y la puesta en evidencia de numerosos problemas para los cuales las sociedades no estaban preparadas, las personas entendimos la necesidad de buscar vías de reconstrucción sustentables y de repensar un “modelo de sociedad mejor».
En estos momentos de crisis, nacen también grandes oportunidades y nos encontramos en una instancia clave de la historia, donde diferentes actores de la sociedad comienzan a unirse para crear modelos Sustentables que puedan contribuir significativamente a aliviar la pobreza y fomentar la preservación del medio ambiente. Estas iniciativas y actividades económicas mejoran el bienestar humano y el medio ambiente de forma rentable, convirtiéndose en un buen negocio para el planeta, para la sociedad y para las empresas.
Globalmente, se está propagando este nuevo enfoque que representa un claro ejemplo de cómo el crecimiento económico, la sostenibilidad medioambiental y la igualdad social pueden formar parte de la misma estrategia.
Para lograr un verdadero triple impacto, se requiere un cambio cultural, asumir compromisos, sacrificar cosas, re-estructurar procesos, re-pensar toda la cadena de valor 360º, re-definir las alianzas y vínculos con proveedores y partners, motivar e inspirar la importancia de este tema para el bien de todos.
Más de 3.500 empresas ya obtuvieron la certificación Empresa B en más de 70 países.
Una empresa debe estar financieramente sana y tener éxito para que las personas y el planeta prosperen y estos tres aspectos deben trabajar en conjunto, con estrategias sistémicas potenciadas con metodologías que lleven innovación a toda la cadena de valor.
Cada vez más empresas eligen aplicar para convertirse en Empresa B. Este reconocimiento impulsa a las compañías a incorporar nuevos parámetros de medición. Las empresas B están obligadas por ley a tener en cuenta el impacto en todas las partes interesadas, incluidos los empleados, los clientes, los proveedores, la comunidad y el medio ambiente. Son una comunidad de empresas que impulsan un movimiento global de personas que utilizan los negocios como una fuerza para el bien y que demuestran cada día que el triple impacto es un buen negocio para todos. Desde nuestro Estudio Contable, acompañamos a muchas empresas que se suman al movimiento de cambio global basado en el triple impacto y, mediante la co-creación, trabajamos para reinventar sus negocios y generar soluciones a los mayores retos de la sociedad, impactando positivamente en el planeta.